El tedio empieza siempre por preguntarse "¿Con qué objeto?", y acaba siempre por el desgano absoluto de toda labor. Con esa pregunta destruiríamos el universo y quitaríamos el sabor a la vida. Nada -y todo- tiene objeto. Y tan esencial acaso es para el ritmo del mundo el encanto del ruiseñor como el pensamiento de Newton. - Amado Nervo